Comenzando


De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.' (2 Corintios 5:17)

Nuestra Iglesia a todo nuevo creyente orienta y guía su crecimiento espiritual, es importante que conozcas que a medida que te acerques al Señor, Él te enseñará sus caminos y te dará su fuerza.

A medida que te acerques más a Dios, que le permitas guiar tus caminos, que aceptes su voluntad, y que admitas que es tú Señor y Salvador, comprenderás que:

YA ERES PERDONADO!!!

Puesto que ya has entregado tu vida a nuestro Señor, la Palabra de Dios dice:

Porque por gracia sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios….no por obras, para que nadie se gloríe. (Efesios 2:8-9)

Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios. Juan 1:12-13)

EL PODER DE LA ORACION

Como hijos de Dios tenemos acceso a SU presencia en cualquier momento que lo necesitemos, esto lo logramos mediante la oración, porque tú tienes la gracia de presentarte ante Dios y compartir con Él tus pensamientos más íntimos, tus deseos y temores.

Pues la oración es simplemente hablar con tu Padre celestial.

Es importante para todo creyente pasar tiempo en oración todos los días, para que el Espíritu sea alimentado y crezca en nuestro caminar con el Señor.

LA PALABRA DE DIOS

La Biblia es la principal manera que Dios ha elegido para hablarnos y nos permite conocerlo de una manera más cercana, pero también nos revela su Ley.

Aprender lo que Dios nos dice en su palabra, es una parte muy importante de tu nueva vida, es el alimento diario que nuestro Espíritu necesita, porque además su importancia deviene por ser la espada del Espíritu.

El Señor nos dice en su palabra, “Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”. (Efesios 6:17).

La espada -LA BIBLIA-, es la única arma de ataque en la armadura, pero también es un arma de defensa. Los callejones sin salida, la duda, la confusión, los argumentos y pensamientos negativos, son armas que el enemigo usa en contra nuestra. Pero con la espada del Espíritu, es decir la Palabra de Dios, tenemos todo lo necesario para lidiar con todas ellas. Por eso es imperativo confiar en La Verdad de la Palabra de Dios.

Debemos tener absoluta confianza en el valor de SU Palabra, por su infalibilidad y perfección, porque 'La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma..' (Salmo 19:7), también debemos tener hambre y sed de ella.

SOMOS HERMANOS, SOMOS FAMILIA

Desde ya, todos somos creación de Dios, pero el hacer la voluntad de El Soberano, fortalece más aún nuestra relación, convirtiéndonos en verdaderos hermanos sobre cualquier vínculo consanguíneo, pues su palabra dice:

“Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.” (Mateo 12:46-50)

Además, desde el momento que entregaste tú vida al Señor, te convertiste en una parte vital de la familia de Dios, esa gran familia que es SU Iglesia en la tierra, donde recibirás el apoyo de todos los hermanos en Cristo.

“Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios”. (Romanos 15, 5-7)

CRECIENDO EN TU RELACIÓN CON DIOS

“vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor”. (2 Pedro 1:5-7)

Estos pasajes de la Biblia nos expresan como debemos acrecentar nuestra relación con Dios, que además es de carácter personal, porque desde que nos acercamos a Él, somos como infantes y necesitamos crecer espiritualmente tal cuál SU palabra nos expresa, 'Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.'(1 Corintios 13:11).